Desde hace 20 años, el 1 de junio se celebra el Día Mundial de la Leche en diferentes países. Esto se debe a que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) seleccionó dicha fecha con motivo de difundir y reflexionar sobre la relevancia del alimento tan rico en nutrientes en la salud de las personas, ya que es uno de los más completos e importantes en la alimentación de los seres humanos.
En esta línea, las Guías Alimentarias para la Población Argentina, desarrolladas por el Ministerio de Salud de la Nación, recomiendan la incorporación de 3 porciones de lácteos por día. Para alcanzar dicha ración se puede consumir, por ejemplo, un vaso de leche, una porción de yogur y una porción de queso. Es decir, 500 ml entre leche y yogur junto a 30 gramos de queso por día.
Estas guías son un instrumento educativo, elaboradas con el consenso de numerosos especialistas en nutrición, que adaptan los conocimientos científicos sobre requerimientos nutricionales y composición de alimentos. Así, se transforman en una herramienta práctica que facilita a la población la posibilidad de seleccionar comidas más saludables.
De esta manera, el consumo de leche resulta fundamental para el crecimiento y desarrollo de la salud.
Beneficios de la leche
Entre sus principales aportes se encuentra el calcio, imprescindible para la formación y mantenimiento de huesos y dientes, explica la licenciada en Nutrición Vanesa Gottau (MN 3089). Además, este mineral es necesario para adecuada contracción y dilatación de las arterias y músculos, y transmisión de señales nerviosas. Sumado a esto, ayuda en el proceso de secreción de hormonas y coagulación de la sangre.
En la leche también se encuentra la vitamina D, importante para la correcta absorción del calcio, proteínas de buena calidad, y vitamina A, clave para la piel y la vista.
¿Cómo incorporar más lácteos a la alimentación diaria?
Existen algunas estrategias recomendadas por los profesionales para sumar más lácteos a la dieta de cada día. Una sugerencia de Gottau es agregarlos en preparaciones habituales, opción interesante para variar y enriquecer nuestro menú.
En el desayuno, se puede incorporar cereales -sin azúcar- a la leche y untar las tostadas con manteca, queso blanco o dulce de leche. Asimismo, se puede agregar una porción de queso blando para tener una ingesta mayor de nutrientes.
Con respecto al almuerzo y la cena, los expertos recomiendan que no falte algún tipo de queso, como es el caso de su versión rallada. También, se puede sumar crema o leche en distintas preparaciones. En la merienda, se puede beber una chocolatada o licuado, incorporar algún yogur o, simplemente, agregar leche al café o té.
Asimismo, otra opción es terminar el día con un vaso de leche tibia que puede incluso ayudar a conciliar mejor el sueño. De esta manera, la leche y sus derivados estarán más presentes en la alimentación diaria y se alcanzarán las porciones recomendadas.