Comencemos buscando estos ingredientes para un matrimonio feliz con algunas preguntas…
¿Qué admiras de tu esposo/a? Cuando lo sepas, díselo con amor. ¡Admírense el uno al otro!
¿Qué te desagrada, incomoda o entristece de su carácter? Cuando puedas, díselo con amor. ¡Anímense y ayúdense para comenzar a buscar juntos la manera de llevar adelante los cambios que sean necesarios en la relación!
No esperes que tu cónyuge sea perfecto para halagarlo/a ni te des por vencido/a si no recibes lo mismo en el momento. Sé tú quien dé el primer paso en el proceso hacia la formación de la persona que necesitas a tu lado.
No dejes que el orgullo o la pena te hagan callar ante la necesidad de tu cónyuge para darse cuenta de los detalles que necesita dejar de lado para crecer como persona. El amor hace que haya un interés mutuo donde ambos buscan crecer de manera integral, no uno más que el otro, sino juntos por igual.
Cuando nos proponemos en el corazón a tratar a nuestro ser amado como la mejor persona del mundo, termina siendo eso mismo. ¡Hoy es un buen día para dar ese paso hacia la felicidad que Dios planeó para tu matrimonio!
Por sobre todo, para atar y echar fuera de su hogar al que desea destruir su matrimonio, oren a Dios juntos pidiendo sabiduría y discernimiento en todo asunto que deban tratar.
¡Bendiciones!
Que tengan una semana bendecida y feliz, recordando el mensaje de estos versículos cada día de la misma:
Someteos unos a otros en el temor de Dios. Efesios 5:21*
No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes. Filipenses 2:3*
*Versículos tomados de Biblegateway