En tiempos antiguos de la época romana, se utilizaba un instrumento interesante, llamado tribulum, para separar el tamo del trigo. La palabra tribulación viene de este instrumento. Eso es exactamente lo que sucede con la tribulación, separa los desperdicios del buen trigo en el carácter del hombre. Sin duda alguna, nadie desearía pasar por pruebas y dificultades, todos desearíamos que no existieran; sin embargo, las tribulaciones son útiles y necesarias en nuestras vidas porque producen frutos como la paciencia y la esperanza.
Romanos 5:3 -5 (NTV)
En versículos previos del pasaje que leímos, Pablo estaba hablando de la justificación por la fe, de la esperanza que tenemos y que podemos esperar con confianza y alegría ser partícipes de la gloria de Dios; sin embargo, hace también la aclaración de que “también” nos alegramos en las pruebas y dificultades. Esto es, porque en estos procesos, podemos tener la oportunidad de aprender bajo la conducción de Dios; considerando que en cada etapa encontraremos la ocasión de profundizar en nuestra comunión con Él, además de crecer en carácter y fortalecernos.
Job 2:10b (NTV)
Nadie dijo que al seguir a Jesús dejaríamos de tener pruebas; sin embargo, tenemos una esperanza eterna y no hay ninguna circunstancia que pueda alejarnos de Su amor y cuidado. Quizás en este momento estés atravesando una prueba muy grande y no ves nada bueno que pueda salir de ella, pero el apóstol Pablo, como leímos en su carta a los Romanos, nos muestra los frutos de las tribulaciones, como la firmeza de carácter, la resistencia y la fe, frutos que logramos solamente por Cristo.
2 Corintios 12:10